22 de diciembre del 2022
Por: Edue Barboza, Jairo Rodríguez y Mariano Susuki.
Protesta liderada por Isabel Cortéz en el centro de Lima contra el concurso de licitación (2020) Fotografía: La Razón.
Rondan las 10 de la noche en la avenida Abancay. La mayoría de negocios ya han cerrado, el caótico tráfico de la mañana empieza a desaparecer y, entre las cada vez menos personas que deambulan por la zona, el sonido de un carrito de limpieza se abre paso. Lo empuja Yureth Huanca, una madre soltera de 29 años y trabajadora de limpieza pública de Innova Ambiental, una empresa contratista de la Municipalidad de Lima. Lleva puesto su chillante uniforme naranja y verde desde hace ocho horas, recogiendo los desechos de las 11 cuadras de una de las avenidas más concurridas de la capital.
Su jornada acaba alrededor de las 11 de la noche, cuando por fin llega al cruce con el río Rímac. Embolsa toda la basura que ha recogido y la deja en punto clave para que un camión venga a recogerla más tarde. Luego camina por su cuenta hasta la base de la empresa, ubicada en el jirón Chota, en donde finalmente se quita el uniforme, toma una ducha y marca su salida. Sus cuatro años repitiendo esta rutina la han hecho conocida entre los hombres que suelen fumar en las esquinas y los vagabundos que pululan a esas horas, por lo que puede caminar sin mucha preocupación hasta su paradero en la avenida Tacna. Se sube en la primera movilidad que la pueda llevar a su destino, un colectivo o un corredor, y llega a su hogar alrededor de las 00:30 de la madrugada.
Gastó un total de diez soles en su transporte de ida y vuelta. No se preocuparía tanto de estas cuentas si no fuera porque este puede ser su último mes de trabajo. La nueva gestión municipal inicia sus funciones el primero de enero del siguiente año y muchos, incluyendola, deberán colgar el uniforme naranja y buscar un nuevo empleo.
No es una lucha reciente
Desde 1995, la Municipalidad de Lima ha delegado la tarea de limpieza pública a la empresa Innova Ambiental. Esta organización es la que incorpora dentro de sus planillas a todos los obreros que se encargan del mantenimiento y recojo de residuos sólidos en avenidas, calles, plazas y monumentos del distrito de Cercado de Lima. Sin embargo, según comenta Yureth Huanca, nunca fue todo color de rosas. Basado en los testimonios de sus compañeras más veteranas, en sus inicios, la empresa no contaba con horarios de refrigerio, obligando a los trabajadores a consumir sus alimentos en los baños en lapsos de cinco minutos. Asimismo, la supervisión rozaba el hostigamiento, los supervisores eran hostiles, no les dejaban descansar y constantemente les amenazaban con quitarles el trabajo. Por estas y otras razones, en el 2006 nace el SITOBUR, el sindicato de obreros de limpieza pública de la empresa Innova Ambiental, el cual se convertiría en la voz de las trabajadoras para hacer cumplir sus derechos laborales.
La lucha de las trabajadoras de limpieza es constante, desde hace tiempo llevan sosteniendo que se necesitan las herramientas laborales oportunas para un trabajo poco valorado. Anteriormente, durante el mandato municipal de Luis Castañeda Lossio (2014-2018), el SITOBUR, liderado en ese entonces, por Isabel Cortés, actual congresista de la República, reclamó reconocimiento laboral por parte de la Municipalidad de Lima. El reclamo buscaba los derechos adecuados para su protección, así como un contrato directo y en planilla. Aunque a pesar de ello nunca pudo ser atendido.
SITOBUR optó por pronunciarse de forma legal. En el 2015, el sindicato realizó una demanda judicial contra la Municipalidad. Según el expediente que pasó por juzgados durante tres años consecutivos, y se dictaminó en la Corte Suprema a favor de ellos a comienzos del 2018, determinó la inclusión a planilla de forma directa de 709 trabajadores, que en su momento pertenecieron al sindicato. Además de la formación de una junta directiva que supervisara el cumplimiento de su inclusión.
El fallo de la resolución logró ser un precedente para su lucha. Para los trabajadores incorporados, su estabilidad laboral y permanencia de trabajo no serían una carga más. Aunque para ser recibidos tuvieron que esperar dos años después del fallo.
Poco antes de la inclusión, el primero de agosto del 2020, durante el mandato municipal de Jorge Muñoz, se optó por realizar una licitación para el sector de limpieza pública. A pesar del establecimiento de las bases necesarias para que las empresas participen, la junta directiva formada por la resolución, fue determinante para el cese y el desconocimiento de esta. La habilitación de una nueva empresa, implicaba la conformación de una nueva planilla de trabajadoras, dejando en un vacío legal a las trabajadoras que habían ganado en el fallo, así como las que estaban trabajando de forma natural con la empresa Innova Ambiental.
Un enrevesado proceso llamado tercerización
Muchos de los trabajadores de limpieza conciben el proceso de tercerización laboral como algo negativo. Yureth lo describe como sinónimo de espera, ansiedad y preocupación de ver su puesto de trabajo perdido. También lo relaciona con inadecuadas condiciones laborales. Por otro lado, según el Instituto Peruano de Economía (IPE), consiste en «la contratación de una tercera empresa para que desarrolle actividades especializadas, obras o algún otro servicio en las instalaciones de una empresa usuaria».
También existe una diferencia entre la tercerización y la contratación laboral directa, la cual se halla principalmente en la estructura y esquema presente entre la empresa tercerizadora y la empresa usuaria. En este caso en particular, se trata de servicios de limpieza pública. Según la abogada Esther Angeles Solano, «muchas empresas que se dedican a la contratación de personal para este tipo de servicios de limpieza lo que hacen es contratar al personal por proyectos. Y cuando estos acaban pues simplemente los dejan fuera de sus planillas». Agrega que esto no ocurre con los trabajadores de una Municipalidad, pues aquí no se concebiría un contrato temporal, siendo más estable. Para garantizar el cumplimiento legal de las normas establecidas, se cuenta con la vigilancia de Contraloría y, principalmente, SUNAFIL.
La necesidad de hacerse escuchar
El sindicato durante el mes de agosto tuvo protagonismo en las calles de Lima, especialmente en la sede principal del municipio. Su lucha se trasladó hacia las sedes del MEF, del OSCE, del Palacio de Justicia y del Ministerio de Trabajo. Plantones en las mañanas, y vigías en la noche. Solas o acompañadas con presencia policial. Hicieron de todo para que se respeten sus derechos, «A pesar de que las protestas pacíficas son un derecho, los efectivos policiales lo que hacían era reprimirnos y provocarnos», comenta Huanca, trabajadora de limpieza que sacrificó sus horas libres para plantarse fuertemente en Centro de Lima.
«Muchas somos madres solteras, yo soy una madre soltera, soy sustento de mi hogar, no podía perder mi trabajo en plena pandemia» menciona Yazmín Leiva, ex trabajadora de innova y también ex dirigente del SITOBUR, mientras cuenta lo que la motivó a salir a marchar: su familia. Este sentimiento unió a la mayoría de miembros del sindicato, quienes salieron a protestar en las mismas calles a las que limpiaban, usando sus escobas como un símbolo. Fue una lucha sacrificada. Madres como Yureth no tenían tiempo de ver y atender a sus hijos, pues a la par tenían que seguir trabajando. Según relatan, recibían constantes burlas y empujones por parte del cuerpo policial. Regresar a casa con heridas y moretones era lo común. Muchas veces eran bañadas con el agua fría y sucia del rochabús, cuyo objetivo era dispersarlas. Cuando no funcionaba, los mismos policías hacían el trabajo, cargándolas «a lo Tupac Amaru» y llevándolas a la comisaría más cercana.
PNP detiene a trabajadora de limpieza pública que protestaba a pocos metros de la MML. Fotografía: Grupo la República.
«Hemos tenido una compañera que, en medio de las protestas, perdió un bebé. Estaba gestando desde hace dos meses, y por todos los empujones terminó perdiendo al niño», comenta Yureth Huanca. En aquellas manifestaciones hubo constantes lanzamientos de gases lacrimógenos y rochabuses que lanzaban agua. Detuvieron a doce trabajadores, y hubo cientos de heridos. De tantos golpes recibidos, tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente, ya que se les formaban coágulos de sangre. Con sus propios medios tuvieron que conseguir los medicamentos para aliviar su dolor.
A pesar de ello, la Municipalidad de Lima, tras los sucesos, en una nota de prensa, desconoció la responsabilidad de los actos de violencia que se generaron durante el mes de protestas. «Es totalmente falso que la Municipalidad de Lima y el Alcalde de Lima, Jorge Muñoz Wells hayan ordenado algún tipo de acción en contra de las integrantes de SITOBUR, así como de una de sus dirigentes, según indica en un comunicado dicha organización sindical». La Municipalidad de Lima alegó que no tenían ningún tipo de injerencia ni control sobre la Policía Nacional del Perú. Y señaló la total responsabilidad del sindicato de la desinformación sobre el caso.
A pesar de ello, mediante la vía judicial, el sindicato optó por una acción de amparo a favor de la sentencia dictada por la Corte Suprema para evitar la ejecución de la licitación. La acción determinaba la continuidad de los trabajadores que fueron adheridos a la Municipalidad, y fue reafirmado nuevamente, dejando nulo el proceso ejecutado por el alcalde Muñoz. Por lo que se mantuvo la permanencia de todos los trabajadores y se evitó el ingreso de otra empresa terciaria, aunque no se pudo incluir a la totalidad de ellos mediante un contrato directo con la Municipalidad de Lima.
Luego de tantas jornadas de lucha, la Municipalidad de Lima terminó por cancelar el concurso el 24 se septiembre de 2020. Aquello fue una victoria para el SITOBUR, quienes de momento habían logrado salvar sus puestos de trabajo. Sin embargo, en palabras de Isabel Cortez, en ese entonces dirigente del sindicato, la lucha contra la tercerización aún continuaba.
Nace la «Ley salvadora»
A fines de septiembre del 2020, a raíz de todo el revuelo acontecido tras la publicación del concurso de licitación, la congresista de la República María Céspedes Cárdenas, representante del FREPAP, presentó el proyecto de ley 06308/2020-CR. En dicho documento se buscaba básicamente eliminar el contrato por tercerización de los obreros municipales. El SITOBUR, con el objetivo de que este proyecto se debata y apruebe en el pleno del congreso, nuevamente salió a las calles. «Las obreras de limpieza somos municipales», «el trabajo es mi derecho, por eso lo defiendo», «no somos objetos descartables», eran parte de las arengas que las trabajadoras gritaban a toda voz en su plantones frente al Congreso de la República.
Nuevamente, aunque tarde, sus reclamos fueron escuchados. En mayo del 2021, el dictamen se debatió en una sesión virtual. Expectantes al resultado, Yazmin Leiva y sus compañeras del sindicato realizaron una vigilia a las afueras del Palacio Legislativo desde la noche anterior. Pusieron cartones viejos para que sirvieran de colchón, armaron improvisados techitos con bolsas de basura, sacos más un poco de creatividad y se protegieron del frío de la madrugada con más cartones y colchas viejas. Todo con el objetivo de demostrarle al congreso y a la población en general que esto era importante para ellas.
La mañana de 07 de julio de 2021 Yureth Huanca, quien se encontraba en provincia por motivos de pandemia, recibió la llamada de una de sus compañeras quien emocionada le decía que habían ganado. El Diario «El Peruano» hizo pública la Ley N° 31254, la cual prohíbe a los gobiernos locales la tercerización y toda forma de intermediación laboral de los servicios de limpieza pública, recojo de residuos sólidos, conservación y mejora del ornato local y afines, que prestan los obreros municipales. Asimismo, se daba el plazo de un año a las Municipalidades para incorporar progresivamente a sus planillas a todos los obreros que prestaban dichos servicios mediante la tercerización u otras formas de intermediación laboral. «Con lágrimas, con lágrimas de felicidad», es lo único que atinó a decir Yureth con una voz quebradiza cuando se le preguntó cómo reaccionó ante la noticia.
Yazmin Leyva: Símbolo de empoderamiento sindical
Yazmin Leyva, ya integrada por la primera demanda ganada, optó por pronunciarse y ayudar a sus compañeros, quienes también iba poder tener un trabajo responsable ante la situación. Sus esfuerzos fueron fundamentales tras la salida de Cortéz al ser congresista. Aunque para ella todavía sigue en pie su lucha, a pesar de pertenecer en planilla en la Municipalidad de Lima.
Actualmente sus deberes sindicales pasaron al SitoMun Lima, pequeño sindicato de las trabajadoras que fueron incorporadas. Si bien ejerce como trabajadora de limpieza, dentro de su contrato aparece como trabajadora de mantenimiento de áreas verdes. Aunque para ella, la estabilidad y los beneficios son más importantes que unas simples palabras en un papel.
«El esfuerzo por tener un plato de comida para sus hijos justifica la lucha», resume ella. Tiene que levantarse desde poco antes de las 5 de la mañana para tener suerte de agarrar su microbús. De San Juan de Lurigancho hasta Cercado de Lima. Tiene que dejar a sus hijos el desayuno y almuerzo el día anterior. Obligados por necesidad a tener que ir solos a su escuela, a servirse su comida por sí mismos, y estar desarrollando sus tareas sin tener alguien detrás que pueda revisarlos. En un comienzo fue difícil. La ayuda de su mamá fue importante en los primeros años. Actualmente sus dos hijos son adolescentes, su última hija tiene 10. Y todos cuidan de ella.
Trabajar le toma desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Con un refrigerio corto a partir de mediodía. Aunque lo que le toma más tiempo es cuando tiene que estar en el sindicato. Después de las 3pm, deja de ser una trabajadora, se convierte en una representante sindical que vela por los derechos. Si no son marchas, son protestas. Si no son protestas, son plantones. Si no son plantones, son eventos de integración. Si no son eventos, son reuniones. Ser parte del sindicato, requiere un compromiso de voluntad.
El sindicato le ha cambiado la vida, porque entiende que a través de la participación en las manifestaciones por una voz, pueden darse nuevas vías de solución. Ha quedado empoderada. La imagen de su amiga Cortéz, le brinda una oportunidad a todas sus compañeras para demostrar que sí tienen voz y voto, no solo en su trabajo, sino en la sociedad, e incluso en la política. Lo que le impulsó a incursionar como candidata regidora del partido Juntos por el Perú, liderado por Gonzalo Alegría en las últimas elecciones municipales.
Lo que sigue buscando es cambiar y mejorar la situación de sus colegas. Ya no cree que la Municipalidad pueda ayudarles en el cumplimiento de sus derechos. Aún peor tras el nuevo mandato que se acerca, porque a lo largo de su lucha, desde 2015, nunca trataron de cumplir lo que ya se había ganado. El fallo de la Corte Suprema había dejado precedente del poco compromiso que tenían. Desde que salió la ley 31254, de las que todos consideran su ley, porque fue promulgada a partir de su esfuerzo, Yazmin sabía que no iba a ser acatado. Sabía que iba a suceder lo mismo que antes.
Yazmin Leyva, ex sindicalista del SITOBUR. Fotografía: Edue Barboza.
Instauración de la Mesa de trabajo
El 17 de noviembre del 2021, se da una reunión entre los representantes del SITOBUR Jimmy Ayma Fernández, Yazmin Leyva Malpartida y Jenny Tapia Inofuente; con el subgerente de Personal de la Municipalidad Metropolitana de Lima Ricardo Barrios Ponce. Según el Acta de la Mesa de Trabajo SITOBUR – MML2021, en esta se buscaba dialogar sobre el cumplimiento de la Ley N° 31254, tras múltiples marchas y reclamos por parte de los trabajadores de limpieza. Por ello, la Municipalidad, entre el 15 de enero y el 30 de junio del 2022, realizaría la incorporación progresiva de los trabajadores, alcanzando un aproximado de 85 trabajadores por mes, respetando el Decreto Supremo 728.
En contraposición con lo que menciona la Municipalidad de Lima, la mesa de trabajo formaba una garantía para el sindicato hacia un acuerdo que establecería la incorporación de todos sus trabajadores a un contrato directo, independientemente si pertenecían o no al sindicato. Esta inició tras las constantes protestas que ejecutaron para que se pueda admitir la totalidad de los trabajadores, puesto que se había promulgado la ley 31254.
Su postura estuvo defendida por algunos políticos como las congresistas Bazán y Cortéz, quienes apoyaron la causa. Tras la discusión, se había acordado la inclusión progresiva de cada mes con 85 trabajadores, que si bien se logró aceptar a una cantidad de trabajadores a planilla en un principio, hasta ahora no sé logra implementar a todos.
Consecuencias para ambas partes
Yazmin Leyva agrega que la Municipalidad de Lima con la empresa Innova Ambiental no cuentan actualmente con un contrato de por medio desde el 2015, trabajando actualmente con una adenda, modificando el contrato de trabajo original. De esta manera, se hablaría de un vacío legal que permitiría a la empresa quedarse hasta la llegada de un nuevo concurso público. Los trabajadores consideran que el recojo de basura se ha transformado en un negocio, motivo por el cual han defendido abiertamente la aplicación cabal de dicha ley. Paralelamente, la abogada laboral, Angeles Solano manifiesta que esta norma «cuenta con múltiples interpretaciones» y que se cuenta con instituciones para respetar dicha norma, como SERVIR.
Por ello, en caso de que la Municipalidad cumpla totalmente dicha ley, implicaría la eliminación de la adenda y la incorporación en planilla de todos los trabajadores a la Municipalidad. Según Yazmin, lo ideal sería la creación de una empresa municipal de limpieza pública, como lo fue en su tiempo Smith, permitiendo que esta actividad se realice directamente. El plazo del proceso ha finalizado y la Municipalidad no ha cumplido adecuadamente con dicho proceso. Muchos trabajadores como ella y Yureth tenían la esperanza de que todo funcionará tan fácil y rápido como suena, aunque en la práctica no sea así.
Según los abogados Mirtha Escajadillo y Alejandro Lagos, para el portal La Ley, esta ley termina construyendo una garantía fantasiosa de estabilidad laboral que pasa por alto otros aspectos que a largo plazo podrían representar un gran problema como la limitación en la calidad del servicio de limpieza en las Municipalidades, limitar la competencia en dicho sector y condicionar las decisiones tanto de estas como de las empresas privadas. Esto se añade a la baja cantidad y calidad de implementos que podría brindarles a los trabajadores en comparación con las empresas tercerizadoras, especialistas en dichos rubros.
La ley en peligro
Uno de los pasatiempos de Yureth Huanca es revisar las redes sociales. Más allá del entretenimiento, ella, como actual secretaria general adjunta del SITOBUR, está al tanto de las publicaciones que competen a su sindicato. En una de sus tantas inspecciones, se percató de algo que le resultó alarmante. El 23 de septiembre de este año, la página de Facebook oficial de la empresa Petramás había publicado un video en donde un hombre, el cual portaba un uniforme similar al suyo, invitaba a los vecinos miraflorinos a una recolección de firmas para presentar una acción de inconstitucionalidad contra la Ley 31254.
Aprovechó que en el video se informaba la hora y el punto en donde estarían, y se organizó con dos de sus compañeras para ir al evento en el parque Kennedy. Ellos ponían su mesita, tenían un muñeco bailando al lado, daban gaseosa y galletas y decían por el megáfono: «Vecino, acércate y firma para que la empresa Petramas siga manteniendo limpia tu ciudad con la calidad que tú te mereces», narra Yureth. Para contrarrestar, ellas se pararon al lado del pequeño puesto de firmas. Sus dos compañeras sostenían los carteles de «No más tercerización», mientras ella al medio de ambas, empezaba a explicar con su megáfono a los presentes el por qué no se debería derogar la ley.
Yureth cuenta que, a los minutos, llegó la movilidad de la empresa, los recolectores de firmas guardaron sus cosas, las fotografiaron, las acusaron de recibir pagos por arruinar su firma y se fueron. Mientras veía como los trabajadores mandados por Petramás se marchaban, se percató de que la persona a la cual habían disfrazado como la mascota de la compañía era en realidad un trabajador de limpieza pública, porque traía el uniforme debajo. «Estaban usando a un trabajador para convencer a la gente que firmara algo que lo perjudica» comenta la dirigente del SITOBUR con indignación.
Según los comunicados lanzados por la empresa Petramás, la mayoría de municipalidades no cuentan con la logística, especialización y recursos inmediatos como para realizar el servicio de limpieza pública de manera directa. Señalan que respetar a cabalidad la ley 31254, traería como consecuencia un aumento en los arbitrios y un deterioro en el servicio. Además de argumentar que esta norma va en contra de la libertad de empresa. Igualmente, basándose en la Constitución peruana, está en todo su derecho de recolectar la firma de los ciudadanos con miras a demandar a una ley como inconstitucional.
Publicaciones de Petramás sobre la recolección de firmas para derogar la ley 31254. Fuente: Facebook oficial de Petramás.
Un trabajo sacrificado
Las condiciones laborales dentro de Innova quizás no sean perfectas, pero tiempo atrás, cuando todavía era una pequeña empresa, estas eran más restrictivas e incluso, según el testimonio de los compañeros de Yureth, bordeaban la línea del abuso y acoso. Dichas condiciones incluían la existencia de solo un horario de entrada, la vigilancia constante por parte de los supervisores para que las calles estén completamente limpias. También, la falta de horarios de refrigerio y descanso durante las labores, obligándolos a consumir sus alimentos en los baños en un lapso de cinco minutos. Asimismo, la empresa puso trabas para la formación de un sindicato hasta en dos ocasiones, cesando las labores de aquellos que se atrevían a tomar la iniciativa. Esto se usaba como ejemplo para los nuevos trabajadores.
Actualmente, muchas de estas condiciones han desaparecido, pero aún los trabajadores de empresas tercerizadoras sienten que no es suficiente. Ellos deben limpiar diariamente, incluyendo fines de semana y feriados, espacios grandes, con menos apoyo y tiempo, corriendo con el riesgo de suspensión en caso de desacato. «Se busca un trabajo de calidad, sin importar la forma; la empresa acepta las condiciones de la Municipalidad y se da la explotación laboral: se trata al trabajador como una máquina y no como una persona», finalizó.
«En mi cuerpo todo ha pasado», comenta Yureth con una ligera risa. En un estudio sobre el riesgo de las de lesiones músculo esqueléticas en el personal de limpieza pública realizado en el 2018, se señaló que estos obreros «ejercen posturas incómodas, movimientos repetitivos y fuerzas más allá de su capacidad que conllevan a sufrir posibles lesiones en diversas zonas de su cuerpo afectando su salud, su desempeño en el trabajo y en su vida diaria». Lo más común son los dolores lumbares producto de encorvarse constantemente, algo que toda obrera, independientemente del área que se le designe, se ve obligada a hacer. Su principal herramienta de trabajo también les produce un desgaste, el repetido movimiento de las muñecas y los tendones de la mano al manipular la escoba provocan que estos tejidos se atrofien lentamente. Aparte, las posturas que realizan durante su jornada, al ser forzadas, constantes y repetitivas, originan tensión en las zonas músculo esqueléticas. En consecuencia, los vasos sanguíneos se comprimen provocando un menor aporte de oxígeno y nutrientes al cuerpo. Esto deriva en inflamaciones, micro traumatismos y desgarros fibrilares.
Yureth cuenta con resignación que, no hace mucho, se realizó una placa por un dolor que le aquejaba en la columna. El médico le informó que los resultados indican que su columna estaba empezando a desviarse. Para evitar el dolor que le provoca agacharse, ella ya no se encarga de limpiar parques, áreas que generalmente requieren que se encorve. También comenta que le aquejan las rodillas, principalmente de noche, pues el frío penetra las telas delgadas del uniforme. Esto sumado a que prácticamente pasa siete horas de pie, teniendo solo 45 minutos para poder sentarse a descansar un rato.
La inseguridad de trabajar constantemente a las afueras de la calle de Lima es peligrosa. Los trabajadores están a la deriva de su seguridad. Ser trabajadora de limpieza en Lima es un oficio de riesgo. Pasan por cortes, atropellos, dolores de cuerpo y exigencias. Mantener seguridad es responsabilidad de todos. Hasta una pequeña bacteria puede hacer daño. «Entre los riesgos laborales referidos con mayor frecuencia se encuentran la exposición a condiciones climáticas, el riesgo a heridas, la exposición a restos de animales y humanos, el riesgo de traumatismo, levantamiento de objetos pesados, y el riesgo de caídas. Se presentó un complejo sintomático constante caracterizado por cefalea, dolor de extremidades, lumbalgia, problemas dentales, cervicalgia, depresión y ansiedad», argumenta Marco García Sáenz, médico ocupacional que abordó el caso de los trabajadores de limpieza en Costa Rica.
En el 2019, una compañera fue atropellada en la avenida Universitaria. Aunque este precedente no limitó a algunas colegas suyas a seguir con lo mismo. Tras lo sucedido, se prohibió la limpieza de pistas y bermas sin protección. A pesar de ello, se encuentran trabajadores con un cono resguardando su integridad a través de su irresponsabilidad.
Según SITOBUR, esta es una problemática que frecuentemente están al pendiente. Aún existen trabajadores que desconocen de sus derechos. Por lo que frecuentemente invocan a mantener disposición de comunicarse y tener mayor contacto directo con ellos. Muchas veces son renuentes con los beneficios que buscan, porque a pesar que hay personas que se apuntan al sindicato, no están dispuestas a asistir a un plantón o a una protesta. Ser sindicalista tiene que nacer de la voluntad. Y a veces solo optan por mirarlos como una organización rebelde.
El sindicato lucha por los derechos. Si ven a un trabajador con problemas, lo ayudan y lo apoyan. Desde problemas legales, laborales, e incluso la propia integridad de todos. Ya sea algo leve o de gravedad. Así como el accidente de tránsito que tuvo una de sus compañeras que falleció atropellada en plena avenida Universitaria. Abandonada en el suelo. Una situación que es habitual en su trabajo. Cortez también pasó por aquella situación, aunque con un desenlace mucho mejor.
Ante la situación, tanto la Municipalidad como la empresa decidieron abstenerse. El sindicato pudo tener presencia, y reclamó las medidas cautelares para la responsabilidad de la víctima. Tras ello, la empresa demostró apoyo a los familiares, se ocupó de los gastos que correspondían y se determinó una compensación económica.
Si bien el sindicato puede apoyar tales situaciones, saben perfectamente que no pueden entrometerse en los acuerdos íntimos de los afectados. Para Yureth, el sindicato es un mal necesario, «gracias a ello, hemos sacado actas judiciales, hemos ganado demandas, acciones de amparo que estaban en contra de los derechos de los trabajadores».
Una labor arriesgada
Debido al constante contacto con residuos, los trabajadores de limpieza se ven expuestos a diversos tipos de enfermedades. Según el médico Miguel Carrión Moncayo, Jefe de Oficina de Epidemiologia Hospital de Emergencias Jose Casimiro Ulloa, estas incluyen al tétano o el VIH al manipular un objeto punzocortante infectado como metal o vidrio sin los implementos de protección adecuados; así como enfermedades cutáneas. Por el consumo de alimentos contaminados, con las manos sucias o en espacios como los baños, ellos pueden contraer enfermedades gastrointestinales como el cólera. Por la rutina desgastante de trabajo, genera problemas óseos, musculares y renales. También, al inhalar gases tóxicos provenientes de la basura o producto de la contaminación ambiental pueden desarrollar enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Paralelo a ello, el país afronta una quinta ola del Covid-19 tras el aumento de casos positivos presentados entre finales de noviembre e inicios de diciembre del 2022, los cuales podrían crecer aún más con la llegada de las celebraciones de fin de año. Según el Portal de Transparencia de la Municipalidad de Lima, hasta septiembre del 2022, 466 trabajadores de limpieza contaban con las tres dosis de la vacuna contra esta enfermedad; 223, con dos dosis; y 14, con solo una dosis. Ninguno contaba con la cuarta dosis, que empezó a aplicarse en abril de 2022 y actualmente todos los mayores de edad pueden recibirla. Según el testimonio de las trabajadoras, la Municipalidad les ordena vacunarse de forma independiente y les otorga días libres para su recuperación.
Para proteger a las trabajadoras de estas enfermedades, Carrión Moncayo resalta la inoculación de las vacunas antitetánica y contra la Hepatitis B, así como otras complementarias como contra la difteria y la rabia. También, contar con suero antiloxoscélico ante las picaduras de arañas. Igual importancia adquiere el uso de los elementos de protección personal (EPP) durante el trabajo como mandiles, mascarillas, gorros, botas y guantes de jebe o cuero. «Cuando manipulan objetos contaminados a mano limpia, pueden lesionarse y dejar entrar a su organismo algunas bacterias o virus a través de una herida», agregó. Esto se complementa con un seguro médico, otorgado al estar en planilla; y capacitaciones constantes a los trabajadores.
Pero no todo se ha mantenido peligroso dentro de este oficio poco reconocido. Si bien lo que impulsó la creación del sindicato fue un ambiente de explotación de la empresa. Muchos aspectos de la experiencia laboral han mejorado.
Dentro de sus reuniones en sus bases, tras culminar el día. Muchos perritos abandonados las siguen debido al olor de los residuos que emanan sus tachos. La mayoría de ellos sucios y despeinados. Hostiles con todo lo que se les acerque, pero mansos con los trabajadores. A través de sus silbidos captan su atención para ser acompañados.
Aquellas situaciones humanizan el oficio desde que fueron admitidos a obtener un contrato directo con la Municipalidad de Lima como obreros de limpieza pública. El compartir experiencias sentados en algún asiento de cemento. Tirarse en medio del pasto con la indumentaria puesta sin desesperarse por un reclamo de la empresa. Sin el miedo de comprar un bocadito para el refrigerio. Tener la seguridad de mantener el puesto laboral en caso de que una empresa nueva llegue a puertas de la llegada de un nuevo alcalde. Es gratificante para las personas que sacrifican su fuerza y tiempo en asegurar que los ciudadanos amanezcan en espacios limpios, aunque estos últimos muchas veces no los reconozcan.
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